Anticiparse al cambio, hallar oportunidades y protegerse de amenazas
La “inteligencia económica” resulta de gran utilidad
No es secreto para nadie que el mundo de los negocios ha experimentado grandes cambios en estos casi dos años de pandemia y para salir adelante y hacer frente a esas transformaciones las empresas han requerido estrategias más audaces y métodos más creativos e ingeniosos.
En este contento, un método que resulta de gran utilidad es el que se conoce como “inteligencia económica”, que se basa en la recolección, uso y transmisión ordenada y coherente de la información por parte de las empresas respecto al resto de los agentes económicos. Se trata, entonces, de una ingeniería de la información, la cual les permite a las compañías tomar decisiones acertadas.
También llamado “inteligencia competitiva” o “inteligencia de los negocios” (Business Intelligence), este método se enfoca fundamentalmente en la información y su transformación en conocimiento. Su utilización abarca prácticamente cualquier sector o área de la actividad económica y empresarial.
Al tratarse de una materia sumamente estratégica para las empresas, esta forma de ingeniería implica la recolección, interpretación, análisis, valoración y difusión de la información estratégicamente útil. En este sentido, la inteligencia económica incorpora y aplica conceptos, procesos, técnicas, herramientas, estrategias y tácticas de otras áreas clave a los negocios.
La inteligencia económica, además, debe su desarrollo a los cambios vertiginosos de las tecnologías de la información y la comunicación, por lo cual el concepto de esta ingeniería está sometido a una constante revisión.
En un mundo globalizado y altamente competitivo como el actual, la inteligencia económica suministra a las empresas los medios para anticiparse al cambio, hallar oportunidades, influir sobre el entorno y protegerse de amenazas internas y externas.
De esta manera, las compañías obtienen el beneficio del valor agregado que se refleja en mejores resultados corporativos, por lo que atender el campo de la inteligencia competitiva no debe verse como un gasto para las empresas, sino como una inversión dadas las múltiples ventajas que ofrece.
Por ello, es recomendable que en el uso de esta ingeniería se involucren todos los niveles organizativos de la compañía, así como aprovechar el uso de los recursos tecnológicos y humanos disponibles dentro de la empresa. La idea es seguir enfrentando los desafíos que se presenten con o sin pandemia.